-EL ENTORNO-FAUNA Y FLORA

DE LOS PIRINEOS

LA VIDAEN LAS ALTURAS

POR EDUARDO VIÑUALES COBOS

Naturalista de campo y escritor

LA CONQUISTA DEL PAISAJE

La vida es tenaz y llega a todos los confines. Incluso con algo de dificultad sube ladera arriba y encuentra su sitio óptimo en parajes que en una primera apariencia podrían parecer que son sitios inhóspitos para algo tan delicado como una flor o una mariposa. La Naturaleza en la montaña es formidable y tiene especialistas capaces de vivir los 365 días del año en esas cumbres pirenaicas de más 3.000 metros de altitud, junto a los neveros o glaciares, y en los canchales de piedra con aspecto desértico. 

De abajo a arriba en sus laderas se despliega una rica diversidad de ambientes y ecosistemas: los robledales, los hayedos, los pinares, los bosques subalpinos de pino negro, los matorrales de altura, los pastizales y, finalmente, el piso alpino o nival.

Las cifras dejan constancia de la gran riqueza ecológica de estos montes: más de 500 especies de fauna, 1.250 de plantas de muy diversa condición… y una notable concentración de endemismos biológicos, es decir, taxones únicos que no se pueden hallar fuera de estas geografías.

LA CONQUISTA DEL PAISAJE

La vida es tenaz y llega a todos los confines. Incluso con algo de dificultad sube ladera arriba y encuentra su sitio óptimo en parajes que en una primera apariencia podrían parecer que son sitios inhóspitos para algo tan delicado como una flor o una mariposa. La Naturaleza en la montaña es formidable y tiene especialistas capaces de vivir los 365 días del año en esas cumbres pirenaicas de más 3.000 metros de altitud, junto a los neveros o glaciares, y en los canchales de piedra con aspecto desértico. 

De abajo a arriba en sus laderas se despliega una rica diversidad de ambientes y ecosistemas: los robledales, los hayedos, los pinares, los bosques subalpinos de pino negro, los matorrales de altura, los pastizales y, finalmente, el piso alpino o nival.

Las cifras dejan constancia de la gran riqueza ecológica de estos montes: más de 500 especies de fauna, 1.250 de plantas de muy diversa condición… y una notable concentración de endemismos biológicos, es decir, taxones únicos que no se pueden hallar fuera de estas geografías.

LOS TESOROS BOTÁNICOS

Algo muy especial sucede al comienzo del verano, a finales del mes de junio, cuando entran en flor los rodondendros que acompañan a los viejos pinos negros. Es un momento anual fugaz, de no más de un par de semanas, pero de gran intensidad púrpura. Miles de campanillas de este arbusto -que está emparentado con las azaleas- crean un instante especial en el calendario natural, con una floración a veces tan masiva que tiñe laderas enteras de color rosa. 

Pero frente a la abundancia de esta especie vegetal, el caminante va ir observando a cada paso otras muchas plantas de montaña como el enebro rastrero, la frambuesa o el arándano, mata que en el mes de agosto muestra unas sabrosas bayas ricas en vitamina C y en propiedades medicinales. 

A partir de los meses de junio y julio se produce un estallido vital que nada ni nadie es capaz de detener, pues el milagro de la vida se desboca en cada rincón. Las montañas y valles del Bigorre y el Sobrarbe se convierten con su primavera tardía en un auténtico jardín botánico al aire libre, tan hermoso y perfecto que parece como si hubiese sido regado, cuidado y mimado con especial dedicación. Tras el deshielo florecen aquí y allá las soldanelas y los ranúnculos alpinos. Y no faltan saxífragas, flores de lys, violetas, silenes, edelweiss, ramondias, siemprevivas, narcisos, ranúnculos, pinguicolas… y sauces enanos de no más de un palmo de altura desde el suelo. 

LOS TESOROS BOTÁNICOS

Algo muy especial sucede al comienzo del verano, a finales del mes de junio, cuando entran en flor los rodondendros que acompañan a los viejos pinos negros. Es un momento anual fugaz, de no más de un par de semanas, pero de gran intensidad púrpura. Miles de campanillas de este arbusto -que está emparentado con las azaleas- crean un instante especial en el calendario natural, con una floración a veces tan masiva que tiñe laderas enteras de color rosa. 

Pero frente a la abundancia de esta especie vegetal, el caminante va ir observando a cada paso otras muchas plantas de montaña como el enebro rastrero, la frambuesa o el arándano, mata que en el mes de agosto muestra unas sabrosas bayas ricas en vitamina C y en propiedades medicinales. 

A partir de los meses de junio y julio se produce un estallido vital que nada ni nadie es capaz de detener, pues el milagro de la vida se desboca en cada rincón. Las montañas y valles del Bigorre y el Sobrarbe se convierten con su primavera tardía en un auténtico jardín botánico al aire libre, tan hermoso y perfecto que parece como si hubiese sido regado, cuidado y mimado con especial dedicación. Tras el deshielo florecen aquí y allá las soldanelas y los ranúnculos alpinos. Y no faltan saxífragas, flores de lys, violetas, silenes, edelweiss, ramondias, siemprevivas, narcisos, ranúnculos, pinguicolas… y sauces enanos de no más de un palmo de altura desde el suelo. 

LA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA

Muchas plantas son llamadas alpinas o boreales, puesto que tras el retroceso de los hielos glaciares del Cuaternario se convirtieron en especies vivas relícticas, que tiempo atrás quedaron acantonadas en estas “islas de altura”, reducto vivo de un tiempo pretérito, mucho más gélido y duro, que no parece tener intención de volver. 

Incluso algunos paleontólogos aseguran que ciertas especies botánicas aquí presentes en el Pirineo Central antaño fueron pasto de los mamuts, caso del ranúnculo de los glaciares, la planta que más alto vive en las montañas de Europa, pues en los Alpes supera en su particular escalada los 4.200 metros de altitud. De esta última se sabe que, gracias a su adaptación a un medio o clima adverso, es capaz de estar completamente florida cinco días después de que la nieve se fusione, y que dos semanas más tarde logra madurar sus semillas en una verdadera contrareloj por la perpetuación.

Por allí arriba andan la perdiz nival, el sarrio, la marmota, el armiño o el urogallo que se refugia en los bosques de montaña más altos. Y por esos cielos límpidos y frescos vuelan, así mismo, los quebrantahuesos, el treparriscos, o la mariposa apolo.

¡Hay mucha vida que observar y descubrir!

LA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA

Muchas plantas son llamadas alpinas o boreales, puesto que tras el retroceso de los hielos glaciares del Cuaternario se convirtieron en especies vivas relícticas, que tiempo atrás quedaron acantonadas en estas “islas de altura”, reducto vivo de un tiempo pretérito, mucho más gélido y duro, que no parece tener intención de volver. 

Incluso algunos paleontólogos aseguran que ciertas especies botánicas aquí presentes en el Pirineo Central antaño fueron pasto de los mamuts, caso del ranúnculo de los glaciares, la planta que más alto vive en las montañas de Europa, pues en los Alpes supera en su particular escalada los 4.200 metros de altitud. De esta última se sabe que, gracias a su adaptación a un medio o clima adverso, es capaz de estar completamente florida cinco días después de que la nieve se fusione, y que dos semanas más tarde logra madurar sus semillas en una verdadera contrareloj por la perpetuación.

Por allí arriba andan la perdiz nival, el sarrio, la marmota, el armiño o el urogallo que se refugia en los bosques de montaña más altos. Y por esos cielos límpidos y frescos vuelan, así mismo, los quebrantahuesos, el treparriscos, o la mariposa apolo.

¡Hay mucha vida que observar y descubrir!

LOS ESPACIOSPROTEGIDOS

La Naturaleza es delicada. No es extraño que muchos de estos paraísos naturales hayan sido objeto de protección para salvaguardarlos de la acción destructora del ser humano que impera en casi todo el planeta, en gran parte de Europa. Es el caso del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido -creado en el año 1918- o el Parque Natural Posets-Maladeta.

Alguien ha dicho que las montañas son los últimos santuarios salvajes, el bastión donde se refugian el oso, el quebrantahuesos, numerosas plantas endémicas únicas… o, a grandes rasgos, los mejores paisajes salvajes.

Se trata de lugares de gran valor ecológico que gracias a que están bien preservados son de todos y para todos, pues nos hacen más felices, donde el paisaje nos sonríe, escenarios con los que a través de actividades armónicas -como puede ser el senderismo y la contemplación- establecemos vínculos afectivos, de emoción y sentimiento muy especial.

Por eso se requiere que todos y cada uno de nosotros sepamos estar y comportarnos en el medio natural, que mostremos respeto a las normas establecidas y que hagamos gala de una adecuada educación ambiental. 

Estos parajes merecen lo mejor de nosotros.

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GEOLOGÍA

Por Ánchel Belmonte

CULTURA TRADICIONAL

Por Saúl Irigaray

·NO DEJES BASURA·
·NO MOLESTES A LA FAUNA Y LA FLORA·
·NO HAGAS FUEGO NI VERTIDOS EN EL AGUA·
·RESPETA LAS SEÑALES Y LOS HITOS·
·RESPETA AL GANADO Y LAS PROPIEDADES E INSTALACIONES AGROPECUARIAS·
·RESPETA TODAS LAS NORMAS DE LOS DIFERENTES ESPACIOS PROTEGIDOS·

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